Corría el año 2011 cuando decidí aventurarme a recorrer la costa septentrional gallega. Fue una prueba para ver si mis rodillas podrían aguantar la aventura que nos planteabamos para el verano, cruzar los alpes desde Alemania hasta Italia y es que ya en marzo empecé a tener serias molestias, especialmente subiendo puertos o simplemente subiendo cuestas prolongadas.
Mi planteamiento fue cambiar la forma de pedaleo, más revoluciones y en cuestas tirar del pedal más que empujar. Asi que vamos a por el test.
El planteamiento para la ruta fue hacerla circular ya que iba yo solo, para ello escogí como punto de salida y llegada, Villalba. La ruta son 6 dias, cuatro de ellos recorriendo la costa desde Ribadeo hasta Pontedeume.
El recorrido trata de seguir lo más fielmente posible la costa, por aquello de ver el mar de cerca y subir y bajar cuestas. ;)
La previsión del tiempo para los dias que fuí, primera quincena de junio, no era nada buena, pero eran los dias que habia pedido en el trabajo para probarme asi que no habia muchas opciones, salvo a una mala volverme a casa.
Etapa 1, Villalba - Ribadeo - Villaframil
Tras un plácido viaje haciendo cábalas sobre en que estado acabarian mis rodillas tras la primera etapa, llegué por fin a Villalba sobre las 13:30. Era pronto para comer ya que en el trabajo estaba acostumbrado a comer tarde, así que aparqué la furgoneta en mitad de una cuesta a la salida del pueblo, en la carretera por donde iba a volver, me cambié de ropa y comencé a rodar camino de Ribadeo por la carretera, con los cohetes de las festividades de varias localidades como música de fondo.
Había bastante tráfico, pero queria llegar “por la via rápida” al punto de “partida”, Ribadeo, cuanto antes. A los 16 kms de ruta hice una paradita en un rincón de la carretera y me zampé el bocata que llevaba, luego en Abadín me refresqué con una cervecita para coger fuerzas para las cuestas que se avecinaban.
Tras pasar Vilanova abandoné definitivamente la N634 y me metí por la comarcal Lu133, carretera mucho más tranquila y bonita que me llevó por unos bucólicos valles, con la lluvia cayendo suavemente de cuando en cuando, hasta Ribadeo.
Por el camino disfruté bastante de los paisajes, y de los aromas que la lluvia levantaba a su paso.
Tras recorrer tranquilamente con la bici las orillas del Eo, comencé ya a seguir la costa hasta llegar a Villaframil donde me quedé en el camping, punto final de la etapa de hoy.
Las rodillas para gran alegria mia estaban más o menos bien tras los 85 kms, y 1045 metros de desnivel ascendido (descendido 1435m).
Etapa 2, Villaframil - Viveiro
Al día siguiente me levanté temprano, pero el camping no abría hasta las nueve, así que mientras tanto me dediqué a hacer unos ajustes al cambio que el día anterior se me saltó la cadena del piñon grande a los radios.
Tras desayunar en el bar del camping me puse en ruta hacia Rinlo con algunas gotas de lluvia cayendo de cuando en cuando. Desde Rinlo proseguí por el Área recreativa do Cristo. El paisaje estaba espectacular a pesar del dia nublado y el aroma a mar que se respiraba era embriagador.
Continué la ruta siguiendo los paseos marítimos que van uniendo pueblo tras pueblo, con alguna salida ocasional a la carretera, hasta llegar a ria de Foz.
Al pasar la ria paré en un restaurante de carretera a hidratarme adecuadamente con una cervecita. Aquí se notó la afluencia turística porque me costó casi el doble que en Abadín. El bar aunque a pie de carretera estaba de lo más tranquilo y me pude relajar un rato disfrutando de la cerveza mientras los gorriones me acompañaban de cerca con su algarabía y a lo lejos se oia el maullido de una gata en celo.
Mientras tanto comprobé en el teléfono el pronóstico y como hasta ese momento la predicción la habian clavado, cabia la posibilidad de que esa tarde me pudiera dar un agradable bañito.
Unos cuantos paseos marítimos más y llegué a Burela, donde pensaba comprar un bocadillo para comer, pero al pasar por delante de una panaderia vi unas empanadillas caseras y se me hizo la boca agua, asi que con un par de esas empanadillas gigantes, me senté más adelante en un paseo a comer tranquilamente con las olas del mar como sonido de fondo.
El cielo se habia despejado casi por completo y hacia un dia glorioso, con algo de aire que me vino de perlas para no sudar demasiado en la bici.
Me agradó ver lo bien cuidada que estaba la costa, al menos hasta Burela.
Finalmente llegué a Sao Cibrao (San Ciprián), villa industrial en la que tuve que desistir de seguir la costa ya que están vallados los accesos y no permiten el paso, asi que me tuve que salir a la carretera y seguir por ella hasta O Castelo, donde hice otro descansito cervecero. En Beltrán cogi la ruta original de nuevo hasta Auga Doce donde tras haber subido al monte donde están las diversas antenas de telefonía y demás servicios, me dí un estupendísimo baño, bien ganado, del que gocé como un enano.
Me pongo de nuevo en ruta, ya con hambre y aunque era pronto para cenar, en la entrada de Celeiro paré en un restaurante y repuse fuerzas con empanada de bacalao y cerveza.
Más abajo en el puerto de Viveiro, junto al campo de futbol encontré un camping para pasar la noche.
La etapa del dia se saldó con 95 kms, 1235 metros acumulados de ascenso y 1250 de descenso. Las rodillas todavía iban bien.
Etapa 3, Viveiro - Cabo Ortegal
El día amaneció con sol y nubes. Hice el desayuno rápido, leche condensada y snicker y me pusé en camino hasta O Vicedo donde me tomé un café y un donut para completar. El aire soplaba con fuerza camino de Estaca de Bares donde pude ver la que se avecinaba siguiendo la linea de costa, así que me hice la foto de rigor y salí zumbando hacia Porto de Bares, pero me pilló la cortina de agua por el camino. La bajada a Porto de Bares es una impresionante tapia que desciende casi en línea recta y que bajé con algo de miedo por lo mojada que estaba ya.
En el bar del puerto estuve haciendo tiempo un buen rato mientras tomaba unas almejas, una cervecita, un café ..., hasta que pasó el nubarrón.
Ya con el sol luciendo tímidamente de cuando en cuando entre las nubes, proseguí la ruta y tras pasar una zona de marismas por un camino entarimado llegué hasta los acantilados de Loiba desde donde hay unas vistas impresionantes de la ría de Ortigueira.
Tiempo para el relax y un poco de empanada acompañado por el sol, que siguió luciendo un buen rato.
Cuando se escondió el sol de nuevo di por concluido el descanso y seguí con algo de llovizna, hasta Ortigueira donde pensaba pasar la noche. El caso es que Ortigueira no me gustó mucho y decidí seguir hasta Cariño y el cabo Ortegal, el lugar donde dicen que se juntan el Cantábrico y el Atlántico.
Las vistas desde el faro son espectaculares con los tres aguillons enfrente, la estaca de Bares al este y al oeste la Punta do Limo tras la que está Vixia Herbeira el acantilado más alto de España con 613 metros sobre el nivel del mar.
Finalmente me quedé a dormir por la zona, junto a la ermita de San Xiao. El lugar muy tranquilo pero los pesqueros estuvieron toda la noche faenando y los motores se oian bastante, y es que no puede ser todo perfecto. ;)
Al final del día mis rodillas se hicieron eco de los 98 kms y 1905 metros acumulados de ascenso, de descenso fueron 2025 metros. En la rodilla izquierda tuve ligeras molestias al tirar, pero me di con una pomada que llevaba por si acaso y funcionó bien, así que no fue tan mal la cosa, no.
Etapa 4, Cabo Ortegal - Taraza
El pronóstico para hoy era poco bueno y efectivamente la niebla estaba a poco más de 50 metros sobre mi cabeza. Para desayunar, aparte de la leche condensada y la snicker me metí un señor puerto de más de 500 metros, envuelto completamente en la niebla y rodando... o andando por unas intratables pistas que me llevaron a lo alto de los acantilados. Ya arriba, la pista se convirtió en carretera y entre los jirones de la niebla pude adivinar los molinos de viento que me rodeaban. Bajando camino de Cedeira salí por fin de la niebla y pude vislumbrar algo de los impresionantes acantilados que iban quedando atrás.
A Cedeira llegué sobre las 12:00 y como por el camino no había encontrado ningún bar, a falta de mi medio desayuno, di buena cuenta de una cerveza y un bocadillo de jamón, bien ganado, que hasta aquí llevaba 30 kms y 810 metros de desnivel ascendidos.
Continué por la costa de pueblo en pueblo hasta llegar a A Saiña donde en un bar a pie de playa frente al faro pretendí tomar unas tapas, pero al parecer no era la hora y no había tapas, así que me tomé la cerveza sola.
Tras el descanso y dado que el tiempo no mejoraba decidí remojarme al menos un poco las piernas para librarme del barro matutino que llevaba encima, antes de continuar la ruta.
Después de un rato recorriendo la costa, al llegar a Taraza vi un camping y aunque aún era pronto decidí quedarme y dar por terminada la etapa ya que entre nieblas, lloviznas y el viento de por la tarde, la ruta se hizo durilla.
La etapa fue de 69 kms, 1520 metros acumulados de ascenso y 1600 de descenso.
Etapa 5, Taraza - Parga
El día amaneció con un cielo bastante feo, pero al menos no llovía, así que me puse de nuevo a dar pedales tras mi medio desayuno. Sobre las diez llegué a Soagraña donde me tomé el otro medio desayuno antes de acercarme a ver cabo Prior y alrededores. Quedan buena cantidad de restos de los nidos de ametralladoras y otras instalaciones militares.
Tras salir de cabo Prior me encontré con un estupendo carril bici (el primero que vi) y lo seguí hasta el siguiente avituallamiento cervecero donde, como obviamente no había tapas, las acompañe con unas almendras mientras veía como el cielo se tornaba de un gris cada vez más amenazador.
La ruta tras el descanso me llevó hacia un lago y después a la playa de Doniños donde para sorpresa mía en el bar había comida, el caso es que aunque el dueño me dijo que iba a cerrar pronto, me dio de comer, y a un precio razonable.
Después de la comida como al parecer cogí fuerzas seguí una pista que iba por la costa para acabar haciendo montaña con bicicleta. El caso es que la pista acabó perdiéndose en el monte y yo acabé arrastrando la bici a salto de mata buscando sendas para llegar hasta Ferrol. Afortunadamente no fue muy grave, tras un rato de echar pestes variadas por no haber ido por la carretera di con una pista que me llevó a lo alto del monte desde donde bajaba una carretera hasta Ferrol. El paisaje es bastante bonito y la entrada a Ferrol con los dos castillos enfrentados en la ría espectacular. Puedes imaginarte las batallas que debieron tener lugar cuando los barcos intentaran adentrarse en la ría entre ellos sin el debido permiso.
El tramo de Ferrol a Pontedume, lo hice sin recorrer la costa y la verdad es que el tramo por la nacional fue bastante asqueroso por la enorme cantidad de tráfico que había. De Pontedeume a Parga al ser una carretera local el viaje fue más tranquilo, aunque tampoco faltaban coches.
Me quedé en Miño, en el camping Ber, que aunque aún no habia abierto, como estaban por allí haciendo preparativos, me dejaron quedarme.
Al final del dia salieron 86 kms y 1790 metros de desnivel ascendidos y otros tantos descendidos.
Etapa 6, Parga - Villalba
Última etapa, que me llevó de vuelta a Pontedeume y luego directo hacia Villalba. No hice muchas paradas por el camino ya que tenia ganas de llegar antes de que empeorase el tiempo y empezara a llover, así que a la una estaba en la furgoneta de nuevo.
Etapa final: 67 kms, 1185 metros acumulados de ascenso y 765 de descenso.
Resumen
Los totales de los 6 dias quedan así:
* Kilómetros totales: 501,35 km
* Velocidad media: 14,33 km/h
* Velocidad máxima: 64,70 km/h
* Metros acumulados ascendidos: 8680 m
La zona recorrida, una preciosidad, al menos hasta llegar a Ferrol. Me gustó mucho la costa lucense, en A Coruña el terreno es más abrupto y también espectacular aunque es más complicado ir cerca de la costa.
Me queda pendiente empezar en Ferrol y seguir hacia el sur con un trazado lo más fiel posible a la costa, pero eso será para cuando se pueda.
Respecto a las rodillas, debo decir que el resultado fue satisfactorio, eso si, mi ritmo más tranquilo, pero conseguí finalizar esta ruta y en verano hice la transalpina, aunque claro eso al principio de la ruta no lo tenia nada claro.